top of page
Buscar
  • Foto del escritorRonald José Montero Bonilla

El Canto y Covid-19, como Salud Mental en Confinamiento.

El año 2020 nos trajo una serie de retos que como humanidad no estábamos preparados.


Pensar en usar mascarilla era exclusivo para el Sector de Salud o Médicos, pero la historia dio un giro de 360° que nadie esperaría. Ante este contexto por el Covid-19, nos hemos visto encerrados en nuestras casas, de un pronto a otro la mascarilla se ha convertido en una prenda más para salir de nuestros hogares, de igual forma el uso de alcohol en gel.


Y qué pasa entonces con el canto como una herramienta de entretenimiento y recreación, pues debido a esta situación se satanizo, ya que se pensaba que la transmisión del virus mediante esta práctica artística era un riesgo inminente.


Sarah Wilson, neuropsicóloga clínica y directora de la Escuela de Ciencias Psicológicas de la Universidad de Melbourne, en Australia, dirigió un estudio en el 2020, en el que se ha observado cómo reacciona nuestro cerebro cuando cantamos y ha descubierto que grandes partes de nuestro cerebro se "iluminan" con esta actividad. Según Wilson, cuando hablamos se ilumina el hemisferio del cerebro encargado del lenguaje, pero cuando cantamos se activan los dos hemisferios de este órgano, "Vimos la implicación de las redes de emociones del cerebro", explicó a la BBC. Las regiones que controlan los movimientos que necesitamos para producir sonidos y articular también se iluminan. Pero no todos por igual.


Wilson y su equipo descubrieron que había diferencias entre los cantantes amateur, esos que cantan bajo la ducha, y los más profesionales. "Vimos una diferenciación cada vez mayor entre las redes de canto y de lenguaje del cerebro", afirma Wilson. "Lo que hacemos cuando practicamos y nos dedicamos al canto es desarrollar esta red especializada, que nos da ese chute de recompensa fisiológica, los escalofríos, la liberación de dopamina, la sensación de sentirse bien", señala Wilson. Cuanto más cantamos, más desarrollamos esta red en nuestros cerebros, y mejor nos sentimos.


Es por eso que el canto y la música se convierten en un gran aliado para sobrellevar los efectos de esta pandemia.


Centrarse en el control de la frecuencia respiratoria, una habilidad clave en el canto, activa partes del cerebro relacionadas con la emoción, la atención y la conciencia del cuerpo

Cantar ya no es una actividad más peligrosa que hablar en lo referente a la posibilidad de propagar el coronavirus, dijeron científicos británicos en Agosto del 2020, aunque precisaron que el volumen es el factor de riesgo más destacado. La decisión se basó en un estudio de científicos de la Universidad de Bristol, que examinaron la cantidad de aerosoles y gotículas generadas por 25 profesionales que hicieron ejercicios de canto, habla, respiración y tos. Los investigadores hallaron que la masa de aerosoles producida aumentaba con fuerza al subir el volumen del canto o el habla, en hasta 20 o 30 veces. Sin embargo, el canto no produjo sustancialmente más aerosoles que hablar a un volumen similar y tampoco hubo una diferencia significativa en la producción de aerosoles entre diferentes géneros como el coral, teatro musical, ópera, jazz, gospel, rock o pop.


“El estudio mostró que la transmisión de virus en pequeñas partículas de aerosol generadas cuando alguien canta o habla es igualmente posible, ya que ambas actividades generan una cantidad similar de partículas”, dijo Jonathan Reid, director del Centro ESPRC para el Entrenamiento Doctoral en la Ciencia del Aerosol.

Una hormona que se libera cuando cantamos es la oxitocina, que tiene un poderoso efecto en la mejora de la sensación de conexión entre las personas. "A menudo se relaciona con la lactancia materna así como con la actividad sexual", señala Baishali Mukherjee, de la Federación Mundial de Musicoterapia. "También hay un área de investigación muy fuerte que apoya que este neuropéptido juega un papel en el aumento de los vínculos y la confianza entre las personas"


Cantar también implica un esfuerzo físico (llenado de pulmones, control de las cuerdas vocales, movimientos de boca y cuerpo), lo que provoca una mejora en nuestro estado de ánimo. Casi sin percibirlo estamos realizando un ejercicio aeróbico que libera endorfinas, las sustancias químicas del cerebro que hacen que nos sintamos bien. "Las endorfinas están relacionadas con un sentimiento de felicidad general elevado, nos dan una sensación de euforia, por lo que todo está asociado con una reducción del estrés", explica Mukherjee. "En cualquier situación, ya sea bajo estrés o con cualquier dolencia física, enfermedad, o privación psicológica, la música tiene el potencial de afectar a nuestro cuerpo y mente. Cuando tu estado de ánimo se levanta, fortaleces tu sistema inmunológico: respondes a los factores de estrés de una manera más positiva y mejorarás los patrones de sueño", añade.


Sin contar que cantando controlas uno de los mayores alivios del estrés: la respiración. Quien haya sufrido un ataque de pánico sabrá lo aterrador que es sentir que no se puede respirar y cantar, y el control de la respiración que ello supone, es una gran solución. Centrarse en el control de la frecuencia respiratoria, una habilidad clave en el canto, activa partes del cerebro relacionadas con la emoción, la atención y la conciencia del cuerpo.


“Nuestra investigación generó una rigurosa base científica para las recomendaciones del COVID-19 para que las sedes operen de forma segura tanto para los intérpretes como para la audiencia, al garantizar que los espacios estén ventilados apropiadamente para reducir el riesgo de transmisión por vía aérea”, agregó.

Entonces qué esperas para entrar en el maravilloso mundo del canto y mejorar tu salud mental. Recuerda que podemos brindarte una asesoría personalizada con el fin de realizar un programa especializado.



Fuentes:


27 visualizaciones0 comentarios
bottom of page